(El relato de Jaime Bernar, Director de proyectos de la ONG Zabalketa, y alumno de la 20ª promoción de Gaztelueta, recibido el 8 de Diciembre, es continuación del publicado el día 7, cuando el tifón Ruby todavía no había llegado en toda su fuerza)
Finalmente el tifón Rubi ha llegado. A eso de las 9 de la noche algo cambio en el ambiente. El viento subió rápidamente de intensidad hasta convertirse en ráfagas huracanadas y feroces que arrancan gritos salvajes a todas las juntas del edificio. El viento se cuela por todas partes. En la planta baja los responsables decidieron finalmente abrir las cristaleras para evitar la ruptura, y eso ha convertido el conjunto del hotel en el tiro de una chimenea de dimensiones gigantescas. Ruido, mucho ruido. Las ráfagas son furiosas, y golpean y retuercen todo con odio y saña. La lluvia llega como si fuera granizo y se cuela por todas partes también. En la habitación tengo medio palmo de agua, y por las rendijas de la ventana, y del inanimado equipo de aire acondicionado, surgen géiseres silbantes que se desperdigan mojando todo.
Tras 7 horas de agonía a obscuras ha clareado el alba un poco. El espectáculo es dantesco. El mar, apenas estamos a 50 metros, hierve enfurecido. La marea esta ahora baja y eso salva algo la situación. Al fondo los arrecifes son un revoltijo de espumas marrones mientras se amontonan y se encrespan las olas cortas. En las casas se notan los primeros daños. Cuando el viento encuentra resistencia golpea y golpea hasta abrirse un pequeño hueco en la estructura. Comienza entonces una sinfonía creciente de aleteos metálicos hasta que finalmente un gran chirrido arranca piezas enteras que vuelan retorcidas estampándose ruidosamente contra los árboles.
Las previsiones son que seguiremos así otras 10 o 12 pesadísimas horas. El año paso el Yolanda, que asoló el país, al menos lo hizo a gran velocidad, y toda su destrucción la hizo en 5 o 6 horas. El tifón Rubi avanza muy lentamente y estaremos en el ojo durante 20 o 25. Menos mal que la intensidad es también sensiblemente menor.
Desde ayer no tenemos luz en la ciudad. Anoche a las 3 de la mañana se terminaron también las comunicaciones telefónicas. No se cuando podré enviar estas letras que escribo en el refugio del hotel. Nosotros estamos bien. Con inquietud por saber como estarán las familias en sus barangays. El viento ha rolado esta madrugada hacia el oeste y ha dejado mucho mas expuesta al barrio de pescadores. Esta mañana, al amanecer, he intentando acercarme a ver como estaba la situación, pero ha sido imposible caminar más de 20 metros, y el vuelo rasante de los techos de zinc lo hacían peligroso. Así que paciencia. Y aquí seguimos. Repito, para que nadie se inquiete, que nosotros bien. El refugio aguanta todo, seguimos teniendo arroz y unas latas, y es cuestión de paciencia. De bastante paciencia, eso si.
Todo ha terminado. Súbitamente, a eso de las 12 del mediodía Rudi nos ha sobrepasado y sigue ahora rumbo a Manila. El tifón ha pasado en 30 minutos a ser aquí un fuerte ventarrón, y aunque la lluvia intensa continua se intuye el horizonte. Confiamos que a lo largo de la tarde/noche de hoy, domingo, la cosa termine de serenarse. Estaremos atentos para ver como conseguir plaza en algún barco que nos saque de Leyte y me devuelva a Bohol.
Gracias por vuestros recuerdos y ánimos. Esta tarde intentaremos hacer algo de evaluación de daños con la población.